El Archivo de la Autoridad Portuaria de Gijón conserva el Acta de Recepción de las Luces de Enfilación firmado el 22 de julio de 1918 por el Ingeniero de Obras Públicas de Oviedo, Jesús Goicoechea, y el Presidente del Gremio de Mareantes de Candás, Bernardo Alfageme. En la misma se acordaba que correspondía a la Sociedad de Mareantes su construcción y mantenimiento, bajo la inspección y vigilancia de la Jefatura de Obras Públicas de Oviedo. El Acta se elevaba, a partir de ese momento, a la aprobación de la Superioridad para que determinase la fecha de encendido de la señal y prestar servicio a la navegación.
La aprobación definitiva del Acta de Recepción se realizó, por parte del Director General de Obras Públicas el 25 de noviembre de 1918. Allí mismo se fijaba que las luces de enfilación debían encenderse y ponerse en servicio el día 8 de diciembre de 1918. Tal y como se solicitó en su momento, se comunicó inmediatamente esa circunstancia a la Dirección General de Navegación Marítima pero, la omisión de la situación de las luces y su característica luminosa, obligó a un nuevo escrito aclaratorio precisando que “la luz anterior estaba en la ladera de la Punta de San Antonio que se halla emplazado el faro de Candás, por debajo del edificio que sustenta este y a 21 metros sobre el nivel del mar, hallándose colocada en un sencillo dado de mampostería; la posterior a 70 metros sobre el nivel del mar en la esquina de una casa emplazad en el saliente de la costa denominada «La Piedra» y en un punto distante de la primera luz de 350 metros aproximadamente. Ambas luces son fijas, con coloración roja y un alcance aproximado de 3 millas en tiempo medio”.
José Ramón Rodríguez Rodríguez, en el libro «Asociacionismo marinero en Asturias. La Sociedad del Gremio de Mareantes (II)», también señala que en diciembre de 1918 “entraron en funcionamiento las luces de enfilación que marcaban la entrada al puerto, utilizando los dos faroles que se habían destinado para ello”. La Sociedad de Mareantes convino en diciembre de 1922 con Jesús Viña Muñíz, vecino de la casa «La Piedra», el servicio de la luz de enfilación colocada en uno de los muros de su vivienda, sin cobrar nada por ello, al haber costeado la Sociedad de Mareantes el 50 % de los gastos de instalación eléctrica hasta su casa, comprometiéndose, además, el citado Sr. Viña, a colocar una luz supletoria por si fallase la principal”.


Hasta 1922 la Cofradía de Pescadores no contaba con recursos económicos suficientes para mantener encendidas las luces de enfilación y estas permanecieron apagadas. Ese año, su Presidente se dirigió a Dirección General de Obras Públicas exponiendo “como a pesar de la autorización concedida (…) en 25 de noviembre de 1918 para encender las luces de enfilación del puerto de Candás el 8 de diciembre del mismo año, no ha tenido recursos hasta la fecha la Sociedad de Mareantes para el sostenimiento de las luces. A V.E. suplica para que desde el día 20 del próximo mes de diciembre se pueda dar comienzo el autorizado alumbrado, que es de suma precisión porque por primera vez saldrán este invierno a la pesca del besugo las embarcaciones de esta localidad”.
El 30 de noviembre de ese mismo año, el Servicio Central de Señales Marítimas respondió que no había ningún inconveniente en que se enciendan las luces que marcan la enfilación de entrada de ese puerto y que lo único que tienen que hacer es comunicarlo al ingeniero encargado de su inspección, Sr. Goicoechea, para que éste comprobase que la instalación estaba hecha, o mejor dicho, se conservaba tal como estaba en 22 de julio de 1918 en que se realizó su recepción definitiva.
Los periódicos El Comercio de 19 de febrero de 1998 y La Nueva España de 13 de noviembre de 2005 han publicado diferentes artículos acerca de la Luz de Enfilación del puerto de Candás. En ellos se señalaba la paradoja de “que ahora que los faros asturianos constan de un equipamiento automático e informatizado que permite controlar a distancia cualquier alteración o reponer sobre la marcha con solo apretar un botón, en el domicilio de la Casa La Piedra, cuando se acerca la noche se está pendiente de dar al interruptor o de sustituir la bombilla fundida de la farola por otra nueva, que permite a los pescadores de bajura una referencia para acceder al puerto”. Se señalaba también como “Amelia García Busto, José Ramón Viña García y Angelita Menéndez Muñíz, hacen pues las veces de torreros” y como en aquellos momentos “cuando se funde la lámpara, los marineros nos llaman a las tres o las cuatro de la mañana para advertirnos desde la mar de la situación, ya que la luz es imprescindible para orientarse, señala José Ramón Viña. La carcasa que rodea el destello y protegida por un cristal, es tan antigua que constituye toda una pieza de museo
La luz de enfilación del puerto de Candás ha estado en servicio a lo largo del siglo XX hasta principios del siglo XXI, que ha sido sustituida por una luz direccional de sectores, situada en la misma ubicación que la luz anterior que estaba en la punta del cabo San Antonio.